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Salvador Pastor

Presidente de la Asociación, marzo 2013

Orígenes del pueblo

Los orígenes: la tierra de Cobeta

La historia de Olmeda de Cobeta está ligada a dos localidades cercanas: el Monasterio de Buenafuente del Sistal y Cobeta. De la última toma el nombre, y junto con el Villar, conformaban el término tradicionalmente denominado tierra de Cobeta.

Buenafuente del Sistal
Cobeta

 
El primer conocimiento que se tiene de su historia aparece en un documento fechado en 1153 en el archivo catedralicio de Sigüenza, donde puede leerse la cesión del término por parte de la mitra seguntina a favor de los monasterios burgaleses de San Pedro de Arlanza, Santo Domingo de Silos y San Salvador de Oña. En estos primeros tiempos solo existían en el término dos lugares poblados: Cobeta y Olmeda de Cobeta.

Más adelante doña Blanca de Molina recuperaría el término para el Señorío, y a su muerte en 1293 cedió la tierra de Cobeta al Monasterio de Buenafuente del Sistal, que ya desde mediados de siglo era de monjas de la orden del Cister.

Su sucesora, doña María de Molina, junto con su marido Sancho IV de Castilla, respetaron la decisión expuesta en su testamento y ratificaron la cesión en una carta de confirmación fechada el 12 de febrero de 1304, la cual reza así:

Yo doña María, por la gracia de Dios reina de Castilla y de León y señora de Molina por facer bien y merced abadesa y convento de las dueñas del monasterio de la buena fuente. Tengo por bien que las aldeas de Cobeta, Olmeda y el Villar que son términos de Molina que dono Doña Blanca mi hermana, que Dios perdone, les mandó que las aian libres y quitas por juro de heredat  por siempre jamás.


Villar de Cobeta
Cuando Doña María de Molina confirma la donación hecha por su hermana añade un nuevo lugar, el Villar de Cobeta, que debió fundarse entre estas dos fechas. Para proteger el territorio de posibles ocupaciones indebidas por personas laicas, Doña María dispone que los heredamientos existentes en la tierra de Cobeta no puedan ser vendidos a caballeros, para eximirse de esta forma del pago de impuestos, sino que solo puedan ser adquiridos por labradores.
 
Junto con los territorios de Villar, Cobeta y Olmeda, también se cedieron a las monjas los tributos e impuestos que hasta entonces pagaban estas localidades al Señorío de Molina, lo que provocó uno de los pleitos que tuvo el cenobio con el Señorío molinés. En 1334 el Señorío de Molina pretendía que las tierras de Cobeta siguieran pagando el llamado impuesto del “pan de pecho” (1.500 fanegas de pan) a favor suyo y no de las religiosas. El pleito terminó por separar del Monasterio a los tres pueblos, perdiendo la condición de realengo para pasar a ser lugares del Señorío.
 
Maravedí de tiempos de Alfonso VIII de Castilla

En 1353 el censo de parroquias describe a Olmeda y Cobeta como una feligresía, con dos beneficios y una renta anual de ochocientos maravedíes.
En 1372 hubo un intento de usurpación de las tierras de Cobeta aprovechando una situación de desprotección debido a la amenaza castellana. Las monjas fueron amparadas en esta ocasión por Fernán López de Sese, capitán de Molina bajo reinado de Pedro IV de Aragón. Recuperado el territorio, el rey dio fin al antiguo conflicto pronunciando una sentencia favorable al Monasterio por lo que los territorios volvieron a sus legítimas dueñas.

Pero las vicisitudes no acabaron aquí. En el año 1445, siendo todavía Infante de Castilla el futuro Enrique IV, éste concedió los territorios a don Íñigo López Tovar como compensación por una donación anterior fallida. Aunque la comunidad de monjas se opuso frontalmente a la donación y pidió ayuda a Juan II, el rey no hizo caso de sus quejas y los términos se otorgaron a don Íñigo. Por tanto el Señorío eclesiástico pasó a convertirse en nobiliario, y además se vio ampliado con una nueva incorporación: Torrecilla del Pinar. Tras un largo pleito, en 1500 el Monasterio recibió a modo de trueque la Villa de Ciruelos en compensación por la pérdida de las tierras de Cobeta.
Don Íñigo López de Tobar, primer Señor de Cobeta, la Olmeda, el Villar y Torrecilla del Pinar, fue quien reedificó la torre de Cobeta y construyó un castillo junto a ella que le sirvió de residencia además de tener función de defensa. Don Íñigo mantuvo estas posesiones hasta 1491, año de su fallecimiento. Fue sucedido por su hija y su yerno, Don Francisco de Zúñiga, quien reunió los títulos de señor de Cobeta y de Baides.
Bajo este Señorío, la tierra de Cobeta a través de su corregidor obtuvo de la Villa de Molina privilegios a los que no accedieron otras localidades cercanas, ribereñas del Gallo pero pertenecientes a la Comunidad de Villa y Tierra, como el derecho a pescar en el rio en tiempos de veda e incluso con aparejos prohibidos.
Como puede verse, la historia de Olmeda de Cobeta ha estado íntimamente ligada a la de Buenafuente del Sistal, por lo que es necesario conocer la historia del Monasterio. Consulta más información del Monasterio y su historia en la página “Herencia histórica” de este blog.
Economía
Tradicionalmente la economía de la Olmeda y de la zona del Alto Tajo ha estado basada en cuatro ejes fundamentales que tienen que ver con los recursos naturales ofrecidos por la zona: la agricultura, la ganadería, la madera y la recogida de la resina.

A  partir de los años 60, y consecuencia de la industrialización del país, comenzó un período de emigración a las ciudades, principalmente MadridBarcelona y otras, descendiendo exponencialmente la población desde entonces.  En los últimos años del siglo XX y primeros años del siglo XXI muchos pueblos quedaron prácticamente deshabitados en los meses invernales. La población total actual supone una quinta parte respecto a la que había a mediados del XX. Solamente los lugares más turísticos han ganado algo de población, sobre todo desde la declaración de Parque Natural del Alto Tajo en el año 2000.
Y es que a los recursos naturales tradicionales se les ha unido el turismo que ha generado la declaración de Parque Natural. El turismo rural ha experimentado un importante crecimiento en la mayor parte de los pueblos de la comarca, basado en un turismo de interior y de aventura, normalmente de fin de semana, y en época de primavera y verano.

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