Castro de Peña Moñuz y entorno


El entorno
Una de las razones que justifican la creación del BIC es la protección del patrimonio etnográfico. La misma Disposición declaratoría de BIC (18/9/2012) señala que "el patrimonio etnográfico se completa con tres árboles singulares que tradicionalmente han tenido un papel destacado en el aparato productivo y social de la comunidad residente en Olmeda. Destaca el roble de las ermitas; un árbol de carácter sagrado con hornacinas talladas en su tronco en el que originariamente se llevaron a cabo cultos a la naturaleza."
La Disposición no aclara cuales son los otros dos "árboles singulares". La investigación de Jesús Arenas respecto al entorno del castro ha sido plasmada en el artículo"Ancient tree cults in Central Spain: the case of La Dehesa at Olmeda de Cobeta", publicado en 2007 en Continuity and Innovation in Religion in the Roman West, Haeussler y A.C. King (eds.). En ella el autor señala tres árboles singulares, que podrían ser los tres a los que se refiere la Disposición declaratoria de BIC:
- el Roble de las Ermitas, por su carácter religioso;
- el Roble Alto, lugar de encuentro así como de resolución de disputas y formalización de tratos;
- la Encina de las Bellotas, punto de encuentro para distribuir los beneficios económicos generados por la explotación de la Dehesa.
El Castro
El poblado celtíbero de Peña Moñuz se encuentra ubicado en una peña aislada por grandes escarpes calizos que aportaban unas condiciones defensivas inmejorables al asentamiento. El sistema defensivo es el más complejo de toda la Edad del Hierro de la comarca y el visitante aún puede apreciar los restos de tres barreras defensivas consecutivas: un cinturón de piedras hincadas, un foso y una muralla con tres grandes torres adosadas.
Las piedras hincadas o “Chevaux-de-Frise” estaba encaminado a obstaculizar el paso tanto de la caballería como de la infantería. El foso, excavado en la roca caliza, tenía cuatro metros y medio de anchura y un metro y ochenta centímetros de profundidad, lo que suponía una segunda línea de defensa. La muralla, de unos cuatro metros de grosor, se reforzó con un torreón cuadrangular y dos torres rectangulares sobresaliendo del muro.
Desde el año 2006 el yacimiento está siendo objeto de excavaciones sistemáticas que están poniendo al descubierto no solo todo el sistema defensivo, sino también el trazado urbanístico interior. Éste es poco conocido, aunque las excavaciones realizadas han identificado construcciones mixtas, como casas adosadas entre sí con la trasera apoyada en la muralla y edificios exentos en la parte central del asentamiento. Presentan subdivisiones interiores con varios hogares y abundantes restos de vajilla doméstica.
Recreación del castro en video:
libre interpretación de las estructuras visibles
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Monasterio de Buenafuente

Tampoco hay una fecha segura para determinar su desaparición o abandono, ni las causas. La idea de que tal vez quedaran pocos clérigos y decidieran regresar a Francia está apoyada en el manuscrito que se conserva en la Biblioteca Nacional (sig. 13 074), en donde se detalla una cesión que hizo el prior de Monte-Bertoldo al arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada y un acuerdo que toman los dos personajes resaltando esta frase:

… Buenafuente y de los cuatro canónigos que aun allí estaban…
Tras estos acuerdos, el arzobispo adquirió los derechos de compra en 1234, y en 1242 cedió el monasterio y sus pertenencias a la reina Berenguela –hija de Alfonso VIII y madre de Fernando III el Santo– con la petición adjunta de que ocupara el monasterio una comunidad de monjas bajo la advocación de la Santísima Virgen. Al poco tiempo Berenguela lo cedió a su hijo el infante Alfonso, señor consorte de Molina y Mesa. En 1243 el infante Alonso «el de Molina» vendió el monasterio y todo su territorio a su suegra Sancha Gómez por 4.000 maravedíes alfonsíes solicitando la condición de que fuera creado un monasterio con una comunidad de monjas cistercienses:
…fagades hy monasterio de dueñas de la Orden de Cestel.
Sancha Gómez fue la fundadora del nuevo monasterio, al que dotó en grande con tierras, casas y privilegios. Se resolvieron impedimentos y se firmaron acuerdos de tipo administrativo, pasando el monasterio a ser filial del monasterio de Santa María de Huerta en Soria en 1246. El abad de este monasterio de Huerta trajo para la repoblación un número significativo de monjas procedentes del monasterio cisterciense de Nuestra Señora de la Gloria en Casbas de Huesca.
La vida de la comunidad cisterciense transcurrió normalmente durante los dos siguientes siglos. Numerosas donaciones fueron acrecentaron el poderío de Buenafuente, hasta hacer de él un verdadero feudo dentro del que ya de por sí constituía el Señorío molinés. Por otra parte, las concesiones reales (de Fernando IV y Alfonso XI) de posesión de excusados renteros que trabajen las tierras del monasterio sin obligación de tributar al Estado, contribuyó a la creación de un núcleo regular de población en torno al cenobio.
La invasión napoleónica supuso el comienzo del fin del monasterio. Las monjas tuvieron que huir, dispersándose y ocupando muchas de ellas unas cuevas conocidas en los terrenos de bajada al río Tajo. Durante unos años el monasterio fue ocupado por las tropas francesas que ocasionaron bastantes destrozos.
En 1835, con la Desamortización, el monasterio quedó despojado de todos sus bienes y posesiones y de juros y derechos. Las monjas pudieron quedarse en el maltrecho edificio con el único patrimonio de sus pertenencias personales.
Siglos XX y XXI. En los años 70 del siglo XX quedaban pocas monjas y de edad avanzada sin apenas recursos económicos. El edificio se encontraba ruinoso, sin cristales en las ventanas y la supervivencia se hacía difícil. La situación dio un giro substancial gracias a la llegada de un nuevo capellán, Ángel Moreno Sancho, que supo conseguir ayudas económicas y organizar todo un complejo que comprendía el ámbito del monasterio y las casas de alrededor, casi todas deshabitadas hasta la fecha.
En 1980 se creó la Fundación Buenafuente del Sistal. Con la ayuda de la Fundación y otras donaciones el monasterio fue restaurado y las viviendas del poblado –casi todas abandonadas- fueron rehabilitadas y otras construidas nuevas. El guitarrista y concertista español Narciso Yepes tomó parte en la ayuda de aquellos primeros años de la Fundación. El propósito de la Fundación fue contar con un lugar de retiro donde llevar a cabo ejercicios espirituales o simplemente reposo y meditación. Se unió también el deseo de ir fundando otras actividades humanitarias como casas de acogida de ancianos, de juventudes y diversos apoyos, especialmente para las personas del entorno y pueblos cercanos. En 1977 surgió la Misión Rural de Ayuda a Domicilio puesta en marcha por las Hermanas de la Caridad de Santa Ana (llamadas familiarmente las Anas) cuya labor consiste en asistir a los ancianos de los pueblos limítrofes en sus propios domicilios (lavado de ropa, limpieza, cura de heridas, medicinas). En 1985 se creó el complemento a estas actividades con la Residencia Hogar-Asistido, con personal especializado, para aquellos ancianos del entorno que ya no pudieran valerse por sí mismos. El Hogar Asistido ha cerrado sus puertas en 2012. En la página del Monasterio pueden consultarse las actividades que continúa ofreciendo la Fundación.
En los últimos años el Monasterio de Buenafuente está siendo noticia por otro suceso. Una de sus inquilinas, Sor Teresita, nacida en 1903, obstenta el record mundial de monja de clausura: 85 años confinada en un convento.

Lo más interesante del conjunto de Buenafuente es, por supuesto, el templo monasterial. En su origen, fue solamente una pequeña ermita que recogía en su seno a la fuente milagrosa (la Buenafuente) de uso muy anterior, y de culto quizás precristiano. Se situaba esta ermita junto al terraplén que hoy limita al monasterio por el norte, y se la puso una puerta orientada al norte y su cabecera o presbiterio hacia mediodía.


La bóveda de esta iglesia, de un marcado acento medieval y románico, es de cañón, ligeramente apuntada, y se ve reforzada por arcos fajones en su parte de la cabecera, que apoyan sobre amplias ménsulas decoradas a base de molduras y elementos vegetales incisos. En los pies, los dos tramos se separan también por arcos fajones, pero en este caso apoyando en pilastras adosadas al muro, rematadas por capiteles anchos y grandes, decorados de temas vegetales simples.

Al exterior, la iglesia tiene un aspecto fortificado. El ingreso se hace por su cara norte, pues la del sur está adosada al monasterio y clausura. La puerta principal es moderna, quizás del siglo XVI, y es muy sencilla, con arco semicircular moldurado apoyado en pilastras. La primitiva puerta de ingreso, que quizás lo fuese también de la inicial ermita, se abre en el primer tramo de la nave, a los pies de la misma.



El conjunto de iglesia y monasterio, del que sobresale la espadaña con las campanas, y la mole de dependencias de la clausura, la hospedería, etc., es de una apariencia subyugante, muy evocadora, inserta además en un paisaje serrano, alborotado por todos sus costados de montañas y bosques de sabinas.
En la capilla construída recientemente para servir de oratorio de la Casa de Ejercicios y para el culto diario de la comunidad de monjas, están colocadas las dos mejores piezas escultóricas del monasterio: el Cristo de la Salud, pieza extraordinaria de estilo gótico, tallada en madera, muy expresiva, y la Virgen denominada "la Francesita" de estilo románico, muy bien restaurados y conservados.
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