![]() |
El
primer conocimiento que se tiene de su historia aparece en un documento fechado
en 1153 en el archivo catedralicio de Sigüenza, donde puede leerse la cesión
del término por parte de la mitra seguntina a favor de los monasterios
burgaleses de San Pedro de Arlanza, Santo Domingo de Silos y San Salvador de
Oña. En estos primeros tiempos solo existían en el término dos lugares
poblados: Cobeta y Olmeda de Cobeta.
Más adelante doña Blanca de Molina recuperaría el término para el Señorío, y a su muerte en 1293 cedió la tierra de Cobeta al Monasterio de Buenafuente del Sistal, que ya desde mediados de siglo era de monjas de la orden del Cister.
Su sucesora, doña María de Molina, junto con su marido Sancho IV de Castilla, respetaron la decisión expuesta en su testamento y ratificaron la cesión en una carta de confirmación fechada el 12 de febrero de 1304, la cual reza así:
Yo doña María, por la gracia de Dios reina de
Castilla y de León y señora de Molina por facer bien y merced abadesa y
convento de las dueñas del monasterio de la buena fuente. Tengo por bien que
las aldeas de Cobeta, Olmeda y el Villar que son términos de Molina que dono
Doña Blanca mi hermana, que Dios perdone, les mandó que las aian libres y
quitas por juro de heredat por siempre
jamás.
Cuando
Doña María de Molina confirma la donación hecha por su hermana añade un nuevo
lugar, el Villar de Cobeta, que debió fundarse entre estas dos fechas. Para
proteger el territorio de posibles ocupaciones indebidas por personas laicas,
Doña María dispone que los heredamientos existentes en la tierra de Cobeta no
puedan ser vendidos a caballeros, para eximirse de esta forma del pago de
impuestos, sino que solo puedan ser adquiridos por labradores.
![]() |
Villar de Cobeta |
Junto
con los territorios de Villar, Cobeta y Olmeda, también se cedieron a las
monjas los tributos e impuestos que hasta entonces pagaban estas localidades al
Señorío de Molina, lo que provocó uno de los pleitos que tuvo el cenobio con el
Señorío molinés. En 1334 el Señorío de Molina pretendía que las tierras de
Cobeta siguieran pagando el llamado impuesto del “pan de pecho” (1.500 fanegas
de pan) a favor suyo y no de las religiosas. El pleito terminó por separar del
Monasterio a los tres pueblos, perdiendo la condición de realengo para pasar a
ser lugares del Señorío.
![]() |
Maravedí de tiempos de Alfonso VIII de Castilla |
En
1353 el censo de parroquias describe a Olmeda y Cobeta como una feligresía, con
dos beneficios y una renta anual de ochocientos maravedíes.
En 1372 hubo un intento de usurpación de las tierras de Cobeta aprovechando una situación de desprotección debido a la amenaza castellana. Las monjas fueron amparadas en esta ocasión por Fernán López de Sese, capitán de Molina bajo reinado de Pedro IV de Aragón. Recuperado el territorio, el rey dio fin al antiguo conflicto pronunciando una sentencia favorable al Monasterio por lo que los territorios volvieron a sus legítimas dueñas.
Pero las vicisitudes no acabaron aquí. En el año 1445, siendo todavía Infante de Castilla el futuro Enrique IV, éste concedió los territorios a don Íñigo López Tovar como compensación por una donación anterior fallida. Aunque la comunidad de monjas se opuso frontalmente a la donación y pidió ayuda a Juan II, el rey no hizo caso de sus quejas y los términos se otorgaron a don Íñigo. Por tanto el Señorío eclesiástico pasó a convertirse en nobiliario, y además se vio ampliado con una nueva incorporación: Torrecilla del Pinar. Tras un largo pleito, en 1500 el Monasterio recibió a modo de trueque la Villa de Ciruelos en compensación por la pérdida de las tierras de Cobeta.
En 1372 hubo un intento de usurpación de las tierras de Cobeta aprovechando una situación de desprotección debido a la amenaza castellana. Las monjas fueron amparadas en esta ocasión por Fernán López de Sese, capitán de Molina bajo reinado de Pedro IV de Aragón. Recuperado el territorio, el rey dio fin al antiguo conflicto pronunciando una sentencia favorable al Monasterio por lo que los territorios volvieron a sus legítimas dueñas.
Pero las vicisitudes no acabaron aquí. En el año 1445, siendo todavía Infante de Castilla el futuro Enrique IV, éste concedió los territorios a don Íñigo López Tovar como compensación por una donación anterior fallida. Aunque la comunidad de monjas se opuso frontalmente a la donación y pidió ayuda a Juan II, el rey no hizo caso de sus quejas y los términos se otorgaron a don Íñigo. Por tanto el Señorío eclesiástico pasó a convertirse en nobiliario, y además se vio ampliado con una nueva incorporación: Torrecilla del Pinar. Tras un largo pleito, en 1500 el Monasterio recibió a modo de trueque la Villa de Ciruelos en compensación por la pérdida de las tierras de Cobeta.
Don
Íñigo López de Tobar, primer Señor de Cobeta, la Olmeda, el Villar y Torrecilla
del Pinar, fue quien reedificó la torre de Cobeta y construyó un castillo junto a ella que le sirvió de residencia además de tener función de defensa. Don
Íñigo mantuvo estas posesiones hasta 1491, año de su fallecimiento. Fue sucedido por su hija y su yerno, Don Francisco de Zúñiga, quien reunió
los títulos de señor de Cobeta y de Baides.
Bajo
este Señorío, la tierra de Cobeta a través de su corregidor obtuvo de la Villa
de Molina privilegios a los que no accedieron otras localidades cercanas,
ribereñas del Gallo pero pertenecientes a la Comunidad de Villa y Tierra, como
el derecho a pescar en el rio en tiempos de veda e incluso con aparejos
prohibidos.
Como
puede verse, la historia de Olmeda de Cobeta ha estado íntimamente ligada a la
de Buenafuente del Sistal, por lo que es necesario conocer la historia del
Monasterio. Consulta más información del Monasterio y su historia en la página “Herencia
histórica” de este blog.
Economía
Tradicionalmente
la economía de
la Olmeda y de la zona del Alto Tajo ha estado basada en cuatro ejes fundamentales
que tienen que ver con los recursos naturales ofrecidos por la zona:
la agricultura, la ganadería, la madera y la recogida de la resina.
A
partir de los años 60, y consecuencia de la industrialización del país,
comenzó un período de emigración a las ciudades, principalmente Madrid, Barcelona y otras,
descendiendo exponencialmente la población desde entonces. En los últimos
años del siglo XX y primeros años del siglo XXI muchos
pueblos quedaron prácticamente deshabitados en los meses invernales.
La población total actual supone una quinta parte respecto a la que había a
mediados del XX. Solamente los lugares más turísticos han ganado algo de población,
sobre todo desde la declaración de Parque Natural del Alto Tajo en el año 2000.

Y
es que a los recursos naturales tradicionales se les ha unido el turismo que ha generado la
declaración de Parque Natural.
El turismo rural ha experimentado un importante crecimiento en la mayor parte
de los pueblos de la comarca, basado en un turismo de interior y de aventura, normalmente de fin de semana,
y en época de primavera y verano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario